El Gobierno brasileño anunció el miércoles una serie de medidas para ayudar a los exportadores y las fábricas locales, en su último intento por estimular una industria que aún no reaccionó a acciones previas que siguen sin poder revivir la economía más grande de Latinoamérica.
El creciente pesimismo entre empresarios y consumidores ha pesado sobre una una economía que apenas unos años atrás era considerada como la estrella de los mercados emergentes. Este año, las previsiones indican que la economía brasileña se ralentizaría aún más y registraría una expansión apenas por encima del 1 por ciento.