Cannabis en Colombia: ¿El nuevo oro verde?

En momentos de incertidumbre ante la llegada del COVID-19 a latinoamérica, Colombia se preparaba con planes de contingencia y confinamiento temprano, limitando así las consecuencias sanitarias que fueron experimentadas en Europa o Estados Unidos. Sin embargo, dichas medidas han generado consecuencias negativas en la economía local, probando reducciones considerables en ingresos medios e inversión, disminución en comercio local y exterior, así como aumento del desempleo, entre otros factores. Aún así, el gobierno nacional soportado por el sector privado se encuentra en la tarea de reactivar la economía fomentando el consumo y promoviendo la diversificación de la misma, encontrando así el fortalecimiento de industrias con alto potencial de desarrollo, tales como 4.0, TICs y comercio electrónico. Sin embargo, recientemente dentro del sector agrícola se ha evidenciado el surgir de una nueva “mina de oro” que captura a colombianos y extranjeros como una gran oportunidad de negocio, aún más durante esta coyuntura: el cannabis.

 

Sólo entre mayo y junio de 2020, Colombia exportó 29.1 millones de semillas ante el interés latente de compañías en Europa y, principalmente, Norteamérica, posicionando así el uso de este producto para fines medicinales y, en algunos casos, recreativos en adultos. Si bien este mercado figura altamente atractivo para inversionistas gracias a las facilidades de cosecha y producción en el país, diversas disputas se presentan en materia regulatoria sobre si este producto debería ser legalizado por completo (más allá de fines netamente medicinales aprobados en 2017 y delimitados por el Ministerio de Salud) como un golpe a una problemática ampliamente conocida como es el narcotráfico, al igual que una brillante oportunidad para encontrar nuevos ingresos para la cadena con especial interés en pequeñas cooperativas de agricultores que han encarado una manera lícita de salir del conflicto con trabajos dignos, siendo además respaldados por la asociación del sector, Asocolcanna.

 

Uno de estos ejemplares proyectos lo lidera la empresa Clever Leaves, quien es pionera en latinoamérica en recibir certificación de buenas prácticas de la Unión Europea (EU-GMP), favoreciendo así el incremento de la producción local, así como la generación de empleo y uso responsable del suelo productivo, principalmente en departamentos como Cundinamarca y Boyacá en la región andina. En línea con el interés internacional en la producción local, de acuerdo a estimaciones de Econcept, a 2019 Colombia tenía un potencial exportador entre los US$1.000 y US$6.000 millones, convirtiéndolo en una “potencia” dentro del negocio del cannabis medicinal.

 

Este producto es ampliamente valorado por empresarios quienes ven en Colombia el destino ideal para invertir, incluyendo compra y adecuación de tierras productivas, construcción de invernaderos y laboratorios para elaboración de productos derivados, tales como aceites y cremas (entre otros) que contienen cannabidiol, o CBD, sustancia con bondades medicinales que se populariza a nivel mundial como alternativa para tratamientos de salud y belleza. Si bien no se cultiva actualmente cannabis con altos niveles de THC (sustancia alucinógena) en el país, a futuro se busca incluir esta variedad como alternativa para uso recreativo y, por supuesto, mayores ingresos nacionales de manera lícita y controlada.

 

El mercado del cannabis medicinal en Colombia supera las 300 compañías dedicadas a su comercialización y debidamente autorizadas bajo licencia de autoridades locales. Sin embargo, aún existen ciertas barreras que comprometen su crecimiento y que, con base en esfuerzos privados y voluntad del gobierno frente a esta coyuntura, se espera cambie el panorama y continúe la senda de desarrollo que ha venido experimentando como industria que llegó, definitivamente, para quedarse.

 

Artículo escrito por: Nicolás Torres