Pilar Linuesa
Que Cuba está cambiando es un hecho. Desde que se anunció el acercamiento del país a Estados Unidos y la consiguiente apertura económica, la isla del Caribe va presenciando como día a día su capital, La Habana, es una ciudad más moderna y con más vida.
El centro histórico de la ciudad está sufriendo una ola de inversiones privadas que han ayudado a mejorar el aspecto de la zona, con la rehabilitación del patrimonio, y han impulsado la creación de decenas de negocios. Este hecho ha devuelto la esperanza a muchos cubanos, que declaran que hoy en día, por primera vez, perciben que tienen futuro en su país.
El exceso de mano de obra en los puestos de trabajo estatales fue lo que llevó al Gobierno a autorizar la iniciativa privada en la isla. Más de un millón de puestos estatales no eran rentables, por lo que era necesario potenciar los trabajos por cuenta ajena, por lo que desde entonces se permite, entre otras cosas, la compraventa de inmuebles, la autorización de cooperativas, etc.
El cambio es especialmente notable en lugares emblemáticos como la Plaza Vieja de la Habana, donde se aprecia el empuje de la iniciativa privada gracias a la apertura de multitud de establecimientos en lugares que hace un año eran negocios estatales.
Los nuevos negocios han contado en todo momento con el respaldo y apoyo institucional de la Oficina del Historiador de la Ciudad quien ha animado a los empresarios a contribuir a difundir la labor de restauración y gracias a su gestión e iniciativas ha ayudado a la rehabilitación del patrimonio arquitectónico del casco histórico.
Desde la Oficina del Historiador de la Ciudad se anima a los inversores privados a ayudar a la reconstrucción del patrimonio ya que, sin ellos, la transformación de Cuba será un proceso de cambios lento.
Pero como dice el refranero popular, “no es oro todo lo que reluce”. La apertura económica ha incrementado las desigualdades en la cuna del comunismo. Hoy en día hay gente con mucho dinero, pero se estima que más del 90% sigue viviendo en moneda nacional.
Por lo tanto, a parte de las políticas económicas, es necesario desarrollar políticas sociales complementarias que aseguren los derechos básicos de toda la población cubana.
Pero ¿qué medidas son las más adecuadas para una época de cambios tan evidentes?