Como muchas cosas en la vida, hay que ir quemando etapas antes de pasar a la siguiente. No aprendemos a caminar sin antes gatear por los pasillos de casa. En el mundo de la internacionalización este proceso también existe. Por ejemplo, no se puede pretender exportar a un mercado sin saber si tu producto va a ser bien recibido.
En este artículo abordaremos las grandes etapas del proceso de internacionalización por las que tiene que pasar una compañía a la hora de expandirse globalmente.
Una de las primeras preguntas que los empresarios se hacen es ¿Adónde ir? La respuesta pasa por una sola palabra: información. Información sobre el sector, con quien vamos a competir, cómo hay que adaptar nuestro producto o qué normativa hay vigente.
La información es el primer paso para ir destacando, poco a poco, aquellos mercados que sean más rentables que los demás. De este modo, se va acotando la respuesta a la pregunta formulada anteriormente. Al final quedará una pequeña lista de los mercados con más potencial para su negocio.
A nadie le gusta sentirse rechazado, esto es un hecho. Pero si este posible rechazo conlleva un importante esfuerzo tanto en tiempo como en dinero, se convierte en una gran preocupación. Por ello, muchos empresarios enfrascados en procesos de internacionalización no se deciden a dar el gran paso.
Los datos son importantes, pero tener una sensación real sobre el mercado al que se quiera internacionalizarse es vital. Palpar el ambiente en una feria del sector, conocer a los principales players o tener reuniones con potenciales clientes nos darán mucha información adicional sobre el mercado. No solo eso, sino que hará que los empresarios sientan en primera persona si su producto o servicio tiene encaje en el mercado seleccionado.
Una vez seleccionado y validado el mercado hay que prepararse para entrar en él. Hay quien dice que la vida es un aprendizaje y una preparación continua, y nos le falta razón. En la internacionalización pasa tres cuartos de lo mismo. Por un lado hay que prepararse, planificar, establecer una estrategia que se seguirá para alcanzar los objetivos deseados. Tener un plan es clave para tener una guía sobre la que apoyarse cuando no se sabe cómo seguir adelante.
Por otro lado, hay que recordar que los negocios los hacen personas, y que éstas son muy distintas dependiendo del país. Cada país tiene sus propias costumbres y formas de hacer las cosas, y más importante, los negocios. Por ello es importante, no solo tener el mejor plan, los mejores datos o el mejor producto, sino también la mejor de las ideas sobre el país de destino. Por ejemplo, un taller de inmersión cultural para saber cómo comportarse sin faltar al respeto a los posibles clientes extranjeros es muy recomendable.
Con la fase de preparación no se acaba el proceso, en realidad no ha hecho más que empezar. En cierto modo es como acabar la universidad: tienes los conocimientos necesarios, sabes que encajas en el mercado y tienes un plan establecido. Ahora toca implantarse, ya con un equipo local o a través de un departamento de exportación, que mantendrán la presencia de la compañía internacionalmente.
Sin embargo, todo este proceso está vivo. La información hay que mantenerla actualizada, la formación al orden del día y los planes adecuados al contexto. ¿Quieres saber en qué parte del proceso se encuentra tu empresa? ¿Necesitas ayuda o información sobre el proceso de expansión internacional? No dudes en ponerte en contacto con nosotros, estaremos encantados de ayudarte.
Enrique Marraud, International Trade Consultant at How2Go