La globalización y los avances tecnológicos han favorecido la interrelación entre los países desarrollados y aquellos en vías de desarrollo, aumentando la riqueza a nivel global. Bajo este marco, la internacionalización empresarial cada día es más una necesidad que una opción. La exportación puntual como salida a una crisis o como reacción a una baja de la demanda local se prevé insuficiente.
Por mucho que una empresa decida no expandirse a nivel internacional, otras muchas empresas sí que se están decidiendo a dar ese paso. Un paso que trae de la mano un aumento del tamaño de las empresas con las mejoras en la productividad que eso conlleva. Si se junta todo esto se llega a la conclusión de que, incluso fuertemente asentados, la competencia a nivel local va a ser cada vez más dura.
A pesar de que la decisión de internacionalizar una compañía, a priori, debería ser fácil de tomar, no deja de ser un proceso complicado. Hay numerosos gastos y posibilidades a tener en cuenta que en un primer momento pueden hacer que desistamos en el proceso. Si a esto le unimos el hecho de que no existe ninguna fórmula mágica que diga que (a+b)x2=éxito, el proceso de internacionalización se puede convertir en un quebradero de cabeza.
Los 7 errores, o pecados, capitales en el proceso de internacionalización.
Para ayudar a resolver ese rompecabezas, hemos elaborado una lista con los 7 errores más comunes con los que se encuentra la pequeña y mediana empresa en su proceso de internacionalización.
- Falta de planificación: hay que elaborar un plan de internacionalización que tenga en cuenta las características internas de la empresa (capacidad exportadora, ventajas competitivas…) y las propias del mercado de destino (demanda potencial, normativa, métodos de entrada…) para evitar incurrir en gastos inesperados derivados de la falta de planificación estratégica.
- Falta de paciencia: la internacionalización hay que entenderla como una decisión estratégica a medio/largo plazo. El proceso es gradual, ya que hay que tener en cuenta multitud de detalles y procedimiento. No podemos esperar tener grandes resultados de un día para otro.
- Falta de adaptación: A la hora de entrar en otro mercado es vital conocer los gustos y hábitos de consumo del mismo. Una vez analizado el mercado, hay que tener la flexibilidad para adaptar nuestro producto o servicio a las costumbres locales para aumentar las posibilidades de éxito.
- Considerar la internacionalización como un proyecto más: la decisión de internacionalizar una compañía implica a todos los departamentos de la misma, por lo que repercutirá de forma directa en cada uno de ellos.
- Olvidarse de investigar a la competencia: actuamos bajo un marco de competencia global. No basta con decir que mi producto o servicio tiene una excelente relación calidad/precio y que con eso vamos a “conquistar” nuevos mercados.
- Obviar los costes logísticos: a raíz de lo anterior, si conocemos a la competencia y conocemos lo que nos cuesta llevar nuestro producto podemos establecer una política de posicionamiento y precios que no dañe el branding de la marca al mismo tiempo que se optimicen los beneficios.
- No pedir ayuda cuando sea necesario: la internacionalización es un proceso complejo lleno de desafíos y detalles a tener en cuenta. Para resolverlos es importante contar con ayuda de expertos especializados en este campo, que puedan formar al equipo o bien llevar ellos las fases iniciales del proceso.
Enrique Marraud, International Trade Advisor at How2Go