Como ya se especificó en anteriores entradas, el comercio mundial está en recesión. De acuerdo a las informaciones de la Organización Mundial del Comercio, el crecimiento de 2016 será menor de lo previsto. En abril se auspiciaba un crecimiento de entorno al 3%, mientras que actualmente se espera sólo un crecimiento del 1,7%. Si las estimaciones se acaban por cumplir, este año será el año de crecimiento más lente del comercio internacional desde la crisis financiera del 2009.
En este contexto Donald Trump ha sido elegido como el próximo presidente de los Estados Unidos. Un presidente cuyas medidas proteccionistas pueden afectar al comercio internacional, ya que Estados Unidos supone aproximadamente el 25% del PIB mundial.
Tanto el FMI como el G-20 temen guerras comerciales provocadas por estas políticas proteccionistas. El ascenso de Donald Trump a la Casa Blanca supone una nueva vuelta de tuerca a este asunto. El magnate neoyorquino ya ha dejado patente su postura ante los acuerdos de libre comercio. Durante su campaña ha sugerido que paralizará el TTIP entre Estados Unidos y la Unión Europea; además de desmantelar los acuerdos firmados con los países del Sureste Asiático por la administración Obama.
Sin embargo el mayor enfrentamiento se prevé que se produzca con otra potencia mundial, China. Trump ha acusado reiteradamente al gobierno chino de manipular su moneda para hacer más competitivas sus exportaciones. Frente a esto ha manifestado su deseo de imponer a las mercancías chinas un arancel del 45%. Una estrategia que, según los analistas, acabará con una guerra mercantil muy dura entre ambos países.
Tras el anuncio de la victoria de Trump, las bolsas del mundo abrieron al día siguiente con caídas del 4% en el caso del IBEX o el 5,4% en el caso del Nikkei japonés. Sin embargo, el país que probablemente se ve más perjudicado es México. Poco después de la victoria del candidato republicano, el peso mexicano perdió un 11% de su valor.
A pesar de todo, el nuevo presidente tendrá que lidiar con sus opositores dentro del propio partido republicano que están en contra de sus medidas proteccionistas. Los analistas coinciden en que de producirse una guerra comercial con China, Pekín puede vender la deuda de Estados Unidos; creando un gran problema para Trump.