La irrupción del Covid_19 ha supuesto un terremoto en nuestra vida cotidiana: ya no nos relacionamos igual, tampoco nos saludamos igual y la distancia mínima entre personas, nos obliga a actuar de manera diferente a como lo hacíamos antes.
El largo confinamiento ha supuesto cambios importantes también en la manera en que consumimos y muchos de ellos están aquí para quedarse. Los consumidores no volveremos a ser los mismos después de la cuarentena. La evolución de las preferencias y los comportamientos de los usuarios está marcada por este periodo de aislamiento en casa.
«El consumo después del coronavirus volverá a estar impregnado de incertidumbre y búsqueda de seguridad, como ya ocurrió tras la crisis económica de 2008, o incluso, más», vaticinan David González Natal, socio y director sénior global de Consumer Engagement de la consultora LLYC, Guillermo Lecumberri, director de la misma área en España, y Marlene Gaspar, directora en Portugal. Los tres expertos han presentado un informe en el que tratan de prever qué impacto tendrá la crisis mundial del Covid-19 en la evolución de los consumidores y de las marcas.
Una de las grandes tendencias que marcaba la agenda del retail al inicio de 2020 era el ecommerce que, tras el confinamiento, se ha establecido como una de las opciones de compra preferidas por los consumidores.
El sector de alimentación, y más concretamente las cadenas de supermercados, fueron uno de los retailers con más carga de trabajo durante los meses de confinamiento. Sin embargo, tampoco pudieron escapar a los temores de compra en tienda física, que conllevaron un aumento en las compras online de comestibles.
Desde la cuarentena, se aprecia que los portugueses ahora compramos menos veces aunque hacemos compras más grandes, debido a las restricciones para salir a la calle. Es probable que nos acostumbremos a comprar así y esta tendencia también se consolide.
De hecho, entre las experiencias que se ha visto reforzada durante este periodo está el concentrar las compras y por lo tanto ir menos veces a las tiendas (70%) e incluso hacerlas en un mismo hiper/supermercado (52%).
En este tiempo, también por la limitación de movimientos, los consumidores si han introducido algunos cambios en su manera de comportarse y ha pasado de hacer pequeñas compras semanales a hacer una y de más cantidad de alimentos (66%).
El delivery o comida a domicilio se había consagrado como una de las grandes tendencias de consumo de los últimos años. Por eso, no sorprende que haya jugado un papel importante durante la pandemia y que las empresas se hayan visto obligadas a incorporar nuevas medidas para garantizar la seguridad de sus clientes y empleados.
El sector de la restauración y de la hostelería ha sido de los más castigados de la crisis con cuantiosas pérdidas y gracias al delivery muchos comercios han podido tener algo de ingresos. Durante el confinamiento, hemos visto como empresas especializadas en el reparto de comida a domicilio han aprovechando las ventajas de las nuevas tecnologías, permitiendo reinventarse a empresas que no realizaban este servicio. Y establecimientos que no se dedicaban a esta tarea han adoptado esta forma de negocio.
El delivery continuará aumentando, saliendo de las franjas horarias tradicionales (viernes, sábados y domingos por la noche) a otras habituales en otros servicios de hostelería gracias al teletrabajo. Así Uber Eat, tras un estudio realizado a más de 2.00 padres, ha lanzado un servicio de packs de comida sana para padres e hijos con poco tiempo. Son comidas creadas por un nutricionista que permite proporcionar una alimentación saludable para esos padres que disponen de poco tiempo para preparar la comida para sus hijos.
A medida que el mundo comienza a resurgir después de unos meses de parón resulta inevitable preguntarse cómo afectará esta situación a la sociedad y qué habrá cambiado o quedará una vez se resuelva. Durante esta cuarentena prácticamente todo el mundo ha comprado online, ha teletrabajado o ha montado una videoconferencia con amigos. El que más y el que menos ha aprendido a desenvolverse en un entorno virtual, así que es de esperar que estos cambios en el comportamiento del consumidor post-COVID perduren en el tiempo.
Aunque siguen manteniéndose muchas incógnitas e incertidumbre respecto a cómo será nuestro futuro, los cambios en los hábitos a nivel social y a nivel consumo ya comienzan a encaminar lo que parece que serán las tendencias en los próximos meses: consumidores más racionales, un consumo más online y con menos contacto.